En el mundo de la conectividad se ha abierto una gran paradoja, cada vez nos encontramos más desconectados de nosotros mismos.
Y esto no ocurre solo a nivel personal, ocurre a todos los niveles, ocurre en los equipos de trabajo, ocurre en las organizaciones, en las familias, en la sociedad… Nos hayamos volcados hacia afuera y estamos desconectados de quiénes somos, de qué es importante para nosotros. Apenas nos preguntamos por qué y para qué hacemos lo que hacemos y esto se traduce en un sentimiento de vacío y falta de sentido.
El trabajo con valores nos conecta con lo que para nosotros es importante para desde ahí dar sentido a nuestra existencia y vivirla con coherencia.
Una persona, un equipo, una organización, una familia, una sociedad conectada consigo misma es la base del nuevo paradigma.